Por: Mayra Esther Rodríguez
En el Siglo 21 escuchamos, a menudo, la frase "globalización", la afirmación de que este mundo es cada vez más pequeño, gracias a las redes sociales y la tecnología. Pero la llamada 'globalización' es mucho más antigua. Yo me atrevo a llamarla sinónimo de "inculturación". La inculturación es la interacción de varias culturas de varios países, creando como resultado una nueva, descendiente de las culturas interactuantes. En este artículo, veremos de manera cándida, la interacción de la cultura árabe y española, resultando en el flamenco andaluz y a la vez su interacción con la cultura taína y africana, dando como resultado, nuestra música folclórica y a la vez en nuestra religiosidad como colectivo, o sea , como pueblo.
Aprendimos en la escuela en nuestras clases de español, que los moros (de cultura musulmana, provenientes de Marruecos, al norte de África) invadieron la Península Ibérica y que dominaron el sur de España. Los antiguos reinos españoles eran católicos y pudieron seguir siéndolo, porque los moros eran tolerantes y aceptaban la libertad de culto. A su vez, también llegaron judíos (llamados sefardíes en Andalucía), también de cultura oriental como sus hermanos semitas árabes (recordemos que los árabes y judíos son de raza semita, y son hermanos, aunque tengan diferencias religiosas). Esta interacción resultó en la música flamenca, y el llamado "Cante Jondo" y los bailes zapateados que distinguen al sur de España. Los címbalos moriscos se convirtieron en castañuelas, el laud árabe en guitarra y el canto de llamado a la oración de los imanes musulmanes y las melodías de los salmos sefardíes en "Cante Jondo". La expresión física del baile sensual de la "Danza del Ombligo" musulmana se convirtió en el zapateado, sevillanas y bulerías. El tablao flamenco pasó a ser el batey y el soberao jíbaro.
De igual manera, el canto religioso andaluz se aflamencó y el género es llamado "saeta". ¿Qué es una saeta? Una saeta es una espada de punta fina triangular. La catequesis del canto de la saeta flamenca es la manera que el pueblo andaluz repasa la vida de Cristo y de María, tirando flechas que hieran el corazón del que la escucha, y reflexione sobre sus pecados. Esta es la razón por la que los sevillanos y canarios cantan saetas y coplas donde mezclan el relato del nacimiento de Jesús con su pasión y muerte, recordando el dolor de su Santísima Madre. De esta manera, el canto popular catequiza llegando a la psiquis del pueblo.
Recordemos que las Antillas fueron conquistadas y colonizadas por andaluces y canarios. De ahí proviene el origen de nuestro dialecto o variedad de español. Pero en la fe católica, los católicos antillanos heredamos el gusto y amor a las procesiones como sacramental y acto de fe públicos. Por tanto, todos estos elementos están presentes en la cultura, música y fe católica boricua. Nuestro jíbaro canta una versión de la saeta aflamencada llamada "cadena". La cadena y la saeta tienen elementos en común: el "gipío", el melisma o "gorgorito", la métrica de copla o coplilla y un dejo melancólico. De la misma manera, nuestros seises más antiguos (seis mapeyé y seis español) suenan aflamecncados, especialmente el seis mapeyé, que es una rembranza de la rumba flamenca en su cadencia. En Puerto Rico la vihuela canaria evolucionó en nuestro cuatro. También compartimos con nuestros antepasados canarios y andaluces el cantar aguinaldos y villancicos que mezclan la navidad y la pasión de Jesús. Aguinaldos como “Cantemos a Coro”, “Síganle los pasos al Pastor Divino”, “Dios Bendiga el Santo Nombre de Jesús” y “El Cardenalito” son ejemplo de esto.
Espero que este escrito sirva para comprender mejor nuestra fe e idiosincracia, y que nuestra cultura es muy rica, y que podemos estar muy orgullosos de ella y de nuestra fe.
Por: Mayra Esther Rodríguez - Maestra de Música Retirada y es autora de “Seoul in Love - Puerto Rico and South Korea”