Símbolo: ABPR3
Sinónimo: Abrus abrus (L.) W. Wight
Nombre común en español: peronía, ojos de cangrejo, y también se le llama pirulía
Nombre común en inglés: rosarypea, crab’s eye, jumbee beads
Sinónimo: Abrus abrus (L.) W. Wight
Nombre común en español: peronía, ojos de cangrejo, y también se le llama pirulía
Nombre común en inglés: rosarypea, crab’s eye, jumbee beads
Familia: Fabaceae
Forma de crecimiento: Bejuco leñoso, que alcanza unos 3 m de largo. Sus hojas son alternas, compuestas de 8-15 pares de foliolos finos y de forma oblonga. El envés es pubescente y tiene venación central prominente. Las estípulas son finas y alargadas. La inflorescencia es un pequeño racimo de flores rosado pálido. El fruto es una legumbre. Las semillas son elipsoides, de color rojo brillante con una mancha negra alrededor del hilo.
Hábitat: Se desarrolla mejor en áreas secas aunque es común a través de la Isla.
Son semillas oriundas de la India y se encuentran en todas las regiones tropicales y subtropicales del mundo.
Es muy apreciada para la confección de joyería artesanal por su color. Tienen un uso tradicional en la confección de rosarios católicos, así como también en la santería afro-caribeña.
(Foto sacada de la web)
Las semillas ingeridas son extremadamente tóxicas a los humanos. Contiene la toxina más conocida al hombre: la Abrin, pero también contiene otras toxinas en menores concentraciones. Han ocurrido casos donde personas intencionalmente han ingerido la semilla con la intención de suicidarse. Causa diarrea con heces negras, taquicardia, vómitos, deshidratación, entre otros síntomas que requieren varios días de hospitalización, y en algunos casos puede llevar a la muerte.
El perforar la semilla para hacer bisutería (joyería de fantasía) aumenta el riesgo de toxicidad. Siendo los niños y los animales los más vulnerables. La planta en su totalidad es tóxica, pero es en la semilla donde hay mayor concentración de toxinas. El riesgo de toxicidad aumenta entre las semillas inmaduras, las semillas ya viejas y las perforadas porque la protección de su dura cáscara queda comprometida.
Personalmente, yo no trabajo esta semilla porque entiendo que mi ética como artesana profesional va por encima de mantener viva una tradición peligrosa. Mi trabajo es ayudar a las personas a cultivar una linda relación con Dios, más no hacer daño. No pudiera dormir tranquila sabiendo que un niño pudiera tener alcance al rosario de su mamá o abuelita e ingerir peronías perforadas y para en el hospital. Tampoco pudiera con la carga de conciencia pensar que, alguien pasando por una situación emocional difícil, pudiera tener a la mano una manera de hacerse daño. Que Dios los bendiga y los guarde. Rieguen la voz.
(Fuentes: www.nrcs.usda.gov y www.ncbi.nlm.nih.gov)
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